miércoles, noviembre 29, 2006

Y Ahora... ?


Esta segunda vuelta es la primera que me sorprende con departamento propio. Regresé a mi casa, al terminar mi función como vocal de mesa, y desde mi ventana vi cómo montones de personas celebraban el triunfo de su candidato, como si se tratase de la clasificación del Ecuador al Mundial de Fútbol. Y por más que intenté, no pude ni compartir ni entender la algarabía popular. ¿Somos los ecuatorianos así de ingenuos? Es decir, mis felicitaciones a quien ha ganado las elecciones de manera honrada democrática. Mi crítica no va contra Rafael; sino contra nosotros como electores.
Me da la impresión que la gente en este país aún cree en el mesianismo político; es decir, que se convencen de que UN SOLO SER HUMANO es capaz de llevar a cambio todos los cambios necesarios en nuestro país. Otra cosa que delata nuestra ingenuidad como electores, es esa estúpida preferencia por escoger un congreso siempre contrario al ejecutivo. En otras palabras, nos encanta ponernos la soga al cuello.
Da la impresión que la oposición que tendrá Correa en el Congreso será tajante. Ello podría causar que el nuevo gobierno no esté en capacidad de realizar las maniobras políticas que tanto ofreció; convirtiéndose en un gobierno atado de manos, como el de Palacio; o -en el mejor de los casos- en un gobierno que realiza la tercera parte de su agenda, como el de Gustavo Noboa.
Espero, sin embargo, estar equivocado. Espero que la esperanza de la mayoría esté bien fundamentada esta ocasión, y que su triunfo sea de beneficio para todos, y no sólo para los vencedores; y que demoran poco tiempo en convertirse en depredadores. Ni me arrimaré por intereses, ni sacaré el serrucho. En teoría, el éxito de un buen gobierno es el éxito de un país entero. Ojalá así sea. Sin fanatismos, y sin más interes que el país.
Más que las espectativas y temores por el gobierno electo, me preocupa que nosotros, llos electores adquiramos una MEMORIA POLÍTICA, y aprendamos de las experiencias apasadas, así como de la presente. Sea cual sea su desenlace.
¡Salud, Ecuador! Te deseo la mejor de las suertes.

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