domingo, diciembre 10, 2006

MI PELÍCULA DEL AÑO

Tenías razón, Javier Andrade. Scorsesse es grande. Yo diría que tanto "Gangs" como "Aviator", fueron hechas por un león dormido, que finalmente en "The Departed" despertó. En este filme, Scorsesse vuelve a sus orígenes: los conflictos de la ciudad; aunque cambie el escenario de su querida Nueva York por la vecina Boston. La mafia aparece una vez más, pero ahora enfocada en el entorno irlandés, diferente del cliché de la mafia italiana. Así se inica "the Departed".
Con un reparto del carajo. Jack Nicholson interpretando el papel que mejor le sale: él mismo. En seguida, una combinación de actores impresionante: Sheen, Baldwin (el único Baldwin que actua bien), Damon, Di Caprio, Whalberg, etc. Esto hace ayuda a que esta historia, de una narrativa lineal, adquiera característicasl corales, y que por la presencia de tan buenos actores, en varios frentes narrativos, nos mantengamos al tanto de la historia, sin perderle ningún detalle.
La trama es simple: dos frentes; ambos opuestos y con infiltrados dentro de las filas enemigas. Los jefes están concientes de aquella fuga de información. Sin embargo, desconocen del rostro traidor. Poco a poco, los infiltrados comienzan a perseguirse mutuamente, al tiempo que descubren que sus propios jefes también cuentan con razones para delatarlos.
En el acto final, la muerte juega el papel principal. Aquí ocurre una secuencia de eventos impredecible y veloz, que recuerda más a las crudezas preferidas más por Tarantino que po Scorsesse. Otro detalle "tarantinezco" de la película ocurre en el primer acto; cuando en cada una de las ocasiones en que aparece Jack Nicholson en escena, se oye en el fondo la música de los Rolling Stones, anunciando la llegada de su maligna presencia a la pantalla.
En el final, no hay vencedores; sólo sobrevivientes. Y es que en ese submundo -al igual que en los nuestros- las decisiones tienen consecuencias. En ocasiones, dichas consecuencias pueden ser evitadas o corregidas a tiempo. En otras, la suerte queda echada; y sólo queda esperar a que el destino nos recoja inesperadamente. Por eso, cuando ya todo está dado para el desenlace, hay que resignarse, y "dejarse perder", como lo afirma Mick Jagger en "Let it Loose", posiblemente, el himno de esta historia.

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